lunes, 14 de noviembre de 2011

CAPITULO 5

- Estupendo, nos hemos perdido...-le recriminé al pájaro que me miro con sus ojillos negros como si no hubiese roto un plato en su vida lo cual me crispó aun mas los nervios.
- No, si en el fondo es mi culpa... ¿A quien se le ocurre perseguir a un loro?-exclamé, dejándome caer en la primera roca que vi. Estaba bastante cansada y hambrienta.
" Bueno... En el peor de los casos me podría comer al loro..." pensé mientras miraba a Poli con ojos golosos. Mi tripa empezó  a gruñir sonoramente, lo que confirmo al pájaro sus sospechas.
Él pareció captar mis intenciones porque comenzó a mover las alas con fuerza como para evitar que le convirtiese en la cena. 
- Tampoco te iba a comer de verdad. Eras mi ultimo recurso y ademas, seguro que sabrías a calcetín sucio. 
El ave pareció calmarse un poco. Me impresionó la capacidad de entendimiento que tenia, o a lo mejor era simplemente el instinto de supervivencia...
Suspiré.  Todos aquellos arboles parecían iguales y no había manera de encontrar la dichosa salida. Tome un palo del suelo y comencé a dibujar en la tierra un rudimentario gráfico que representaba el bosque.
- Si nosotros hemos entrado al bosque por ahí.. Y ahora estamos aquí, quiero decir que tenemos que ir hacia la derecha, llegar al árbol ese gigante y... ¡Poli no!- el pájaro se habia posado delante de mi,
borrando mi querido mapa con sus patas- Genial, ahora si que vamos a morir. Buen trabajo pollo. 
 
De pronto oímos un ruido de pasos en el bosque. Poli se asustó y en menos de cinco segundos ya estaba subido en mi hombro de nuevo. Yo también me había sobresaltado y poniéndome en pie dando un  brinco agudice el oído, esperando volver a oír algo.
Ambos permanecimos inmóviles varios minutos, en silencio absoluto. Justo cuando iba a relajar la postura y llamar a Poli gallina, oímos el sonido de algo partiendo las ramitas caídas de los arboles con los pies. 
Comencé a sentir como un escalofrío me recorría la espalda. Los pasos se acercaban a nosotros peligrosamente. 
" Vale, tu no te pongas nerviosa. Relájate, seguro que es una ardilla o un conejo" pensé intentando tranquilizarme, pero sin resultados. Las ardillas no hacían tanto ruido al andar... Sentía el corazón a punto de explotarme.
El pánico se apodero de mi, y eche a correr en dirección contraria a donde  procedían los extraños sonidos y  Poli comenzó a volar siguiendome. Al parecer tampoco se quería quedar a comprobar que era aquel bicho.
Apenas habíamos corrido unos metros cuando nos dimos cuenta de que fuese lo que fuese lo que nos perseguía había apretado el paso.
Las piernas me dolían a horrores, pero por lo menos el hambre que sentía unos minutos antes fue sofocada por los efectos de la adrenalina.
Frenamos en seco unos minutos después de dejar de oír los pasos detrás nuestro. Me apoyé en un árbol. No podría correr ni un minuto mas. 
Mientras intentaba dejar de respirar agitadamente mire a mi alredor para asegurarme de que Poli estaba bien, el cual se encontraba apoyado en la rama de un árbol observadome desde las alturas.
- Creo que lo hemos despistado... Menos mal... 
De pronto Poli comenzó a agitar sus alas como antes, a la vez que oí un crujido justo detrás de mi. 
No me dio tiempo a reaccionar. Una mano me aprisionó fuertemente la boca, y el otro brazo me agarró del tronco imposibilitando cualquier movimiento. 
Comenze a dar patadas a mi agresor, el cual no aflojo la presión con la que me agarraba. 
- Porfavor baja la voz... No grites...
Pasaron varios segundos de incertidumbre hasta que deje de golpearlo y al final, exhausta me rendí. 
-¿Vas a gritar?-preguntó a lo que conteste mintiendo,  negando con la cabeza.
Comenzó a disminuir progresivamente la fuerza con la que me oprimía hasta que me conseguí liberar totalmente de él.
Mi atacante no era mas que un chico, de una edad aproximadamente igual a la mía, pero eso no me tranquilizaba para nada...  
- No me tengas miedo-dijo dando un paso hacia mi, a lo que respondí dando otro hacia atrás. Sabía que él podía ver el miedo en mis ojos e intente parecer mas dura adquiriendo una postura de defensa. 
-¡No te acerques a mi! ¡¿Quien demonios eres?! 
- Tranquila... Me llamo Marco y no voy a hacerte daño.
Con que aquel era el famoso Marco. Si pretendía caerme bien después de aquel susto lo tenia claro...  
-No quería asustarte, pero es que esta prohibido estar aquí...
Enaque una ceja. Me acababa de fijar en que el chico tenia un libro a los pies que seguramente se le habría caído al atacarme por la espalda. 
- Si esta prohibido...¿ que haces tú aquí?
Marco titubeó, pero consiguió articular una respuesta muy poco convincente: 
 
- Yo... Te estaba buscando... 
 
-¿Te crees que soy tonta?¡ Estabas leyendo! ¡Tu tampoco deberías estar aquí! Le grité. 
 
- ¡Vale, es verdad pero por favor no grites!- exclamó en voz baja.
Me calmé un poco. Sabia que no iba a conseguir nada si continuaba hablando tan alterada como estaba... Le mire como esperando una explicación. 
 
- Ahora no hay tiempo. Has echo demasiado ruido¡Tenemos que salir de aquí ya!
 Se echo a correr agarrándome de la mano y  conduciendome por el bosque. Parecía que no era la primera vez que aquel chico estaba ahí.
Se sabia el camino de vuelta a la perfección. Sorteamos los arboles los cuales por poco me trago en varias ocasiones, hasta que la raíz de uno de ellos
me hizo tropezar y caer de bruces y golpearme la cabeza contra el suelo. Marco dejo de correr para arrodillarse a mi lado. 
 
-¿Estas bien?- me preguntó preocupado.
Intente incorporarme, y empezé a sentir como un fuerte dolor comenzaba a extenderse por mi pierna, como si tuviese una llama quemandome por dentro.
Me habia rasgado el pantalón dejando entrever una horrible herida que me ocupaba la mayor parte de la rodilla. 
 
- No... No puedo andar...
Él no se lo pensó dos veces antes de elevarme y subirme a su espalda para seguir corriendo. 
Tras dejar el bosque atrás y volver al cruce de caminos, me deposito suavemente en el borde de la fuente. 
 
- Esa herida tiene mala pinta...- dijo Marco mientras se rompía las mangas de la camisa y las utilizaba a modo de vendas. 
 - Marco... Necesito respuestas... 
 - Creeme... Lo se. Esta bien. A medianoche en el salón del piso 32. Baja por las escaleras ¿vale? 
 

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