lunes, 16 de julio de 2012

CAPITULO 10


CAP 10



Mi nueva habitación carecía de ventanas. Ya me lo dijeron los soldados en cuanto llegué:
- Mejor ponte cómoda, porque vas a pasar aquí mucho tiempo.
¿Y como hacerlo en una sala sin nada más que una diminuta cama, un cochambroso váter y una puerta de metal que me separa del mundo? Tuve tiempo de reflexionar y, rememorar aquel funesto día a cada segundo que pasaba, echándome en cara lo que pudiera haber echo.
Vuelvo sobre mis pasos como si utilizar una máquina del tiempo fuera una opción posible,
como si todo fuese tan fácil como volver atrás y cambiar el pasado. Pero no lo es , y nunca lo será, porque cada segundo que pasa es único, aunque cuando careces de libertad para disfrutarlos 
no son más que un paso más hacia la locura.
No fue hasta que empecé a hablar sola, cuando me trajeron los libros. Comenzó 
cuando la doctora Kreig, algo preocupada por mi salud mental, arrojó un objeto
extraño a través del hueco de la puerta. Mi primer impulso fue pegarme a la pared
¿Que era aquello? ¿Acaso dolía como los experimentos que ahora solían hacer conmigo?Tardé dos días y sus respectivas noches en acercarme a ello, y como un animal lo
analicé primero desde lejos. 
Lo cierto es que no esperaba "La isla del tesoro" sino mas bien una especie de aparato que me dañase de alguna manera, pero nada precia raro en aquel viejo tomo. No
paraba de preguntarme qué tenia que ver aquello con lo que la doctora se traía entre
manos.
Pronto me perdí entre sus páginas navegando en veleros y galeras, y respirando el 
dulce aroma a grandeza que desprendía los tesoros piratas. Cuando me quise dar
cuenta, me iba por la última página del libro, y con tristeza lo cerré,ávida de más
historias como aquellas, que me hiciesen dejar de pensar. 
La siguiente novela no tardó en llegar, y siguiendo la línea de lo clásico recibí "Drácula"
de manos del soldado que me traía la comida todos los días. Mientras lo devoraba no 
podía evitar imaginarme a Kreig como protagonista, con unos colmillos enormes y 
afilados sobresaliendo de sus labios perfectos. A parte de por aquel detalle las doctoras de mi imaginación y de la vida real se parecían bastante: ambas eran altas, esbeltas y 
tenían la manía de sacarme sangre de una manera o de otra.
Al notar la abismal mejoría en mi carácter continuaron cebándome a base de obras 
literarias que ahora me duraban apenas una jornada de prisión. Ya no me daba cuenta de si entraban o no en la sala y me tocaban para después inyectarme algo, ni contaba los numerosos orificios que las agujas abrían en mi piel. Aquello era mejor que la
anestesia y todos lo sabíamos: ellos me tenían a su merced sin tener que 
preocuparse de si me despierto o no tras el sedante, y yo no tengo que enfrentarme 
con las pesadillas que me sacuden desde aquel día, en las que Tessa es el eje de mi 
dolor. 
Esperaba con ansia las visitas del soldado bibliotecario, como una niña pequeña a punto de recibir un caramelo, hasta que de pronto la fuente de libros se secó. Pregunté,
grité, gemí y pataleé pero nada. Volví poco a poco a despertarme en mitad de la 
noche cubierta de sudor, farfullando palabras sin sentido que nadie podía oír.
Pese a ello aun conservaba la esperanza de que se diesen cuenta de mi necesidad;
habían interrumpido un tratamiento a la mitad, y moría por una medicina que no 
llegaba.
Días después me sorprendió la visita de Kreig a mi humilde celda, que supuse que no 
seria de cortesía. El olor a perfume que desprendía invadió la sala, inundando mi mente de recuerdos de la torre, del laboratorio y del IT, que ahora parecía tan tétrico como 
un paseo en bicicleta. Se mantuvo al lado de la puerta observándome e intentando
acercarse lo menos posible a mí. 
- Doctora, un placer tenerla entre nosotros- dije sarcásticamente improvisando una reverencia burlona -¿Ha venido a por el resto de cordura que me queda?
- Parece que aun tienes fuerzas para portarte como una estúpida. Me alegra saberlo.
La tensión se podía palpar en el aire; la carcelera y la encarcelada intentando
fulminarse mutuamente con la mirada.
- Déme libros. Es lo mínimo que me puede dar a cambio de mi libertad.
Este último comentario pareció hacerle gracia, y sonrió mostrando su perfecta dentadura. Encogiéndose de hombros se giró hacia la puerta, y antes de irse contestó.
- Que más da.... Yo solo venia a avisarte de que vamos a llevar a cabo un pequeño
experimento nuevo contigo...- mientras hablaba un escalofrío me recorrió la espalda- Pero de todas maneras, 2024, no te debo nada a cambio de tu libertad, porque tú, precisamente tú, naciste sin ella.
Cerró la puerta tras de si, dejándome inmersa en el huracán de confusión que habían dejado sus palabras.Era verdad que estaba encerrada y que no tenia ninguna posibilidad de escapar, pero no por ello había de ser tratada así. Como un verdadero despojo, la base de una sociedad inferior.
¿Y que demonios era aquello de que había nacido sin ella? ¿Porque ellos serian mejores que nosotros?
Empezaba a asimilar el hecho de que lo más probable era que jamás iba a salir de ahí 
cuando me cayó encima una piedrecita. Frotándome la cabeza con la mano miré 
hacia arriba. Alguien parecía intentar abrirse paso a través del techo. En aquel mismo
instante pensé que no podría ser otra cosa que un orificio para introducir una cámara,
pero tuve la certeza de que me equivocaba cuando desde el otro lado pude oír una
voz conocida
-¡2024! ¿Estas bien? 
Marco. Me acerque lo más que pude al agujero, aspirando el aroma de la superficie 
que pasaba por él. 
- Si, bueno. Más o menos. Todo lo bien que se puede estar enjaulada.
Apenas tardó unos segundos en contestar, y por lo que parecía, tenia mucha prisa.
-2024, tienes que aguantar ahí abajo hasta que podamos sacarte... No tengo mucho 
tiempo, pero solo tienes que recordar una cosa: que lo que vas a ver en los próximos días no...
De pronto, a lo lejos, se oyó un ruido de pasos y la voz de Marco desapareció.
-¡¿Marco?! ¡¿No qué?!
La puerta de metal se abrió estruendosamente y un soldado se acerco a mi,y
 poniéndome en pie me susurró al oído:
- Vamos niña... Es hora de que despiertes de esta pesadilla.
Oscuridad.

domingo, 13 de mayo de 2012

CAPITULO 9

-¡2024! ¿Estas bien?
La familiar voz de Tessa tuvo el mismo efecto en mi que una jarra de agua fría. Me incorpore desorientada para encontrarme  en los jardines de la torre de Babel. "¿Como demonios he llegado hasta aquí?" me pregunté, antes de que un horrible dolor de cabeza me impidiese seguir pensando con lucidez.
 Todo daba vueltas; Tessa, el bosque a lo lejos y el cielo de un azul demasiado perfecto como para no ser artificial. Comencé a ser sacudida por unas violentas convulsiones antes de abrir la boca y cometer uno de los mayores errores que pude cometer en toda mi vida.
Grite algo, no recuerdo el qué, que hizo que Tessa esbozara una mueca de terror y asombro, como si hubiera revelado un secreto que jamás habría de salir a la luz...

-¡2024,no tenias que haber dicho eso!¡ Vamos, tenemos que salir de aquí antes de que te cojan!
 Paso su brazo por encima de mi hombro sujetándome con fuerza y cargando con todo el peso de ambos cuerpos y nos abrimos paso torpemente por los jardines. Tessa se giraba  hacia atrás constantemente, como temerosa de su propia sombra mientras yo me concentraba en caminar un no caer de bruces.

 Pero ¿qué habia dicho que insuflaba en Tessa tanto temor? Por mas que intentaba recordar, las palabras simplemente no acudían a mi mente, como si fuera un fatídico trauma que mi subconsciente quisiera obviar para siempre. Entre el esfuerzo físico y mental que se estaba llevando a cabo en mi interior, mi cuerpo dejó de luchar por mantenerse en pie. Tessa me miró suplicante.

 -Necesito...descansar...-titubeé tremendamente fatigada y confusa.
-¡No podemos pararnos! Teníamos las respuestas que necesitábamos enfrente de nuestras narices... ¡Tú eres la clave de todo esto!

 Seguimos el sendero del bosque, atravesando la mayor parte de los jardines. Movía la cabeza como intentando orientarme, pero todo era como un cuadro abstracto imposible de interpretar: manchas, puntos, rayas y toda clase de figuras que se movían psicodélicamente. Poco a poco fui recuperando el control de mi mente, intentando separar la realidad de los fármacos que me habían inyectado en una operación, la cual tenia certeza de que hubiera sido ficticia o no.
 Llegados al umbral de aquel mar de vegetación sorteábamos los arboles como podíamos,  mientras las ramas secas desgarraban nuestra piel e intentaban hacernos tropezar. Podía oír los jadeos de Tessa fruto del arduo trabajo al que se estaba sometiendo e intente tirar de mi cuerpo y erguirme. La chica me miró agradecida y tomando mi mano la apretó con fuerza.
 -Ya casi estamos...
Un segundo después de que hubiera pronunciado esas palabras, las dos vimos como una especie de soldados portando armas que jamas habia visto antes nos cortaban el paso.
-¡Deja a la chica y entrégate! - grito uno a Tessa. La miré. Tenía el rostro cubierto por polvo y sangre seca de los numerosos cortes que le atravesaban la cara, y temblaba. No sabría decir si era de miedo o de ira...
-¡Sepárate de ella o tendremos que abrir fuego!
Silencio. El mundo pareció dejar de girar como esperando la reacción de cualquiera de los dos bandos.  Fue Tessa la que rompió el hechizo, y acercando su boca a mi oído pude oír cómo susurraba:
-Cuando me persigan dirígete hacia el norte ,intenta llegar hasta la casa de madera y escóndete. Ahi no te pueden tocar... Y tarde o temprano alguien vendrá a por ti.
 Antes de que pudiera decir nada, se soltó de mi mano y comenzó a correr. Los soldados, que parecían desconcertados, emprendieron su búsqueda y aproveché el momento para esconderme detrás del tronco de un roble centenario.  Podía oír como mi corazón latía desenfrenado al borde de una taquicardia, y me apretó la mano contra el pecho, como intentando menguar el sonido de aquellos latidos que podían delatarme.
A lo lejos se pudo oír un grito desgarrador, procedente de la boca de la única persona que verdaderamente apreciaba en la Torre y desde el principio hizo lo que estuvo ne su mano por ayudarme. Hasta el final.  Me mordí el labio hasta que   me supo la boca a sangre.
 -¡Ya hemos cogido a una! ¡Buscad a la otra!
 Tessa... Se habia sacrificado por mi. No pude evitar contener una lagrima de terror, que se precipito sobre mis pantalones blancos que ya hacia tiempo que habían dejado de serlo... de pronto una idea acudió a mi mente: rápidamente tome con ambas manos un poco de barro del suelo y lo extendí sobre mi ropa, de manera que el pudiese camuflarme mejor, para después simplemente correr. 
Dejando de pensar en los extraños hombres que me perseguían, en que me encontraba sola y sobre todo en Tessa me limite a correr hasta que mis piernas lo permitieron. Mi cuerpo debía segregar la adrenalina que en aquellos instantes me servia de combustible, era una maquina de evasión.
Los gritos de advertencia de los soldados parecían formar parte de la música de fondo de una película la cual ya sabes como va a acabar, y cada paso en dirección contraria a sus armas no era mas que un intento de retrasar lo inevitable, pero tenia que intentarlo. Por Tessa. Por mi. A lo lejos pude divisar un pequeño edificio de madera perdido en medio del bosque. Debía de ser la cabaña que había citado Tessa. No podía creerlo ¡Lo iba a lograr!
"Vamos 2024, tu puedes... Un sprint final..." pensé intentando insuflar ánimos a un cuerpo que ya no podía mas. Estaba a apenas cien metros de mi salvación cuando uno de los soldados ocultos en un matorral me placó. Ambos rodamos por el suelo forcejeando. Tenia todo el pecho cubierto por una especie de chaleco protector que arañé y golpee con violencia, aunque sin resultado aparente. En apenas dos minutos, me había inmovilizado.
-¡Ni se te ocupara moverte, monstruo!  Un mordisco en plena nariz le hizo enmudecer por un momento para después gritar una serie de improperios que preferiría omitir, mientras me conseguía ponerme en pie y volver a correr. Me giré desesperada para comprobar cuantos de aquellos gorilas corrían detrás, cuando me di de bruces contra un árbol que no vi llegar. Caí pesadamente de espaldas contra el suelo. Tras los instantes de conmoción que sufrí la realidad se antepuso cuando vi al primero de ellos intentando agarrarme. Debía de ser una especie de parodia del monstruo del pantano: cubierta de sangre, barro y hojas. Seguro que en aquel estado la doctora no se lo pensaría dos veces antes de meterme en el IT...
- ¡Ya es nuestra!
Impotencia. Desesperación. Manos por todos lados y el grito de Tessa haciendo eco en mi mente. Le había fallado...
Pronto deje de forcejear y me deje arrastrar,  sintiendo volver a la pesadilla de la que Tessa me intentó librar. Pero ahora la esperanza no es mas que un sueño imposible, tan inalcanzable como aquella cabaña que se aleja poco a poco a la que jamas llegué...
Me inyectan un potente somnífero y las cosas se vuelven borrosas. Veo a un soldado sonreír. Enhorabuena, acabas de arrebatarme la poca libertad que me quedaba. He probado el sabor de la libertad, y ya es demasiado tarde para encerrarme  como un animal.
Pienso¿Porque formo parte de algo que no comprendo? ¿Porque soy el eje de un juego cuyas normas no he fijado?

 Todo por una palabra. Un conjunto de letras capaces de comenzar guerras, destruir sonrisas, acabar con vidas como las de Tessa e indirectamente, con la mía. Lo cierto es que dudo que vuelva a ver la luz del sol, o simplemente aspirar el olor que desprende la hierba fresca de los jardines. El final, y todo por una unión de sílabas que aun no podía recordar...
Y la sentencia de muerte de un habitante de la torre.

miércoles, 1 de febrero de 2012

CAPITULO 8

CAP 8

Ambas quedamos asombradas por la resistencia que estaba oponiendo. Aquella maldita asistenta me agarraba de los tobillos tirando hacia fuera mientras yo me aferraba al marco de la puerta, de manera que mi cuerpo quedó tenso, de manera horizontal y paralelo al duro suelo.

-¡ No pienso volver a meterme en esa cosa! grité asustada. Puedo apostar lo que sea a que aquel desesperado bramido fue escuchado por casi todos las personas que se encontraban dentro de la torre en aquellos momentos tan desagradables para mi.
-Señorita 2024,se esta portando como una niña pequeña. Por favor, descuelguese de la puerta.
- ¡Ni hablar!¡Antes tendrás que cortarme los brazos!
Se produjo otro forcejeo aun mas energico que el anterior, y esta vez me intentó agarrar del tren superior  con el fin de hacer palanca y que me soltase al fin pero mis dedos se mantuvieron firmes.
- Esta bien, tu lo has querido...
En aquel mismo instante, me imagine como ella sacaba una daga, de hoja extremadamente afilaba y se disponía a arrancarme los brazos de cuajo, arrastrando mi cuerpo hacia el IT...
Asustada ante la perspectiva de que mi siniestra fantasía se tornase realidad, me gire  como pude, y vi que sacaba algo procedente del bolsillo de su inmaculada falda blanca.
" Esto es el final. Muchas gracias brazos por todos aquellos momentos de felicidad que vivimos juntos..." pensé, preguntándome como demonios me iba a apartar el pelo de la cara o simplemente rascarme la nariz después de aquello...
Cuando pude ver que lo que realmente extraía no era mas que una especie de móvil, volví a respirar.
-¿Que vas a hacer? Pregunté algo confusa.
Me ignoró completamente. Tras marcar un numero  se pego el aparato a la oreja y pude oír la voz de alguien al otro lado, aunque no lo que decía.
- Soy la asistenta numero 35, y necesito refuerzos.

Unos minutos después, cuatro de ellas aparecieron tras las puertas del ascensor. Aquello había dejado de ser una situación igualada; podía con una asistenta, pero no podía con cinco. Vi como se colocaban ordenadamente al rededor de mi sin decir palabra, como si ya supiesen lo que tenían que hacer. Una de ellas ayudó a su compañera con los pies, otras dos me agarraron los brazos, ya cansados por el esfuerzo ejercido, y la ultima me sujetaba del tronco. Sin previo aviso, todas ellas comenzaron a tirar a la vez. No lo iba a lograr y en el fondo lo sabia, pero no dejé de hacer fuerza.
Todo menos el IT. No podía volver a meterme ahí. Realmente había desarrollado un miedo terrible hacia aquella máquina en parte justificado por un error tan simple como un fallo de cuentas en la cantidad de anestesia. Aquel fallo pudo costarme algo mas que un mareo carente de importancia. No, prefería no correr riesgos innecesarios. No me metería  en el IT otra vez para tentar a la suerte...
Otro tirón. Este me pillo distraída, y logro que separase dos dedos del marco de la puerta. No iba a aguantar mucho mas, así que aproveche los escasos segundos de descanso que las asistentas necesitaron para darme impuslo, soltarme y antes de que saliera disparada hacia detrás, agarrarme al picaporte de la puerta.
- ¡Que he dicho que no! ¡Dejadme en paz!
Aunque aquellas odiosas mujeres  mantuvieran su velo de sonrisas alzado, puede percibir su frustración, pues cada vez dejaban menos tiempo entre tirón y tirón, y lo hacían con mas intensidad.

Estaba tan concentrada en mantenerme alejada del IT que no vi aquel golpe llegar. Tampoco soy capaz de precisar qué fue lo que me dio de lleno  en la nuca, pero causó en mí el mismo efecto que un yunque al precipitarse  sobre una hoja de papel.
Todo se tornó borroso y confuso. Mis manos, carecían de fuerza para sujetarme un segundo mas y caí como un peso muerto, aun preguntandome que estaba pasando y sobre todo quien me había agredido.
Al encontrarme en un estado de seminconsciencia, podía ver donde me llevaban, pero había sido totalmente incapacitada tanto física como psíquicamente. Simplemente no podía hacer nada mas que esperar resignada llegar hasta aquel inminente destino que esperaba tras el umbral del laboratorio numero uno.
- ¡2024, que agradable sorpresa!- la voz de la doctora Kreig retumbaba en mi cabeza como si alguien recitase un complejo poema, cuyo fondo no llegaba  a entender del todo- Parece ser que siempre tienes que estar dando la nota...¿No podrías simplemente hacer lo que te mande?
Alcé la vista y la miré con cara de pocos amigos. Su imagen estaba completamente distorsionada, un mar de puntos de color que se fundían componiendo las facciones de Cris Kreig, para volverse a separar segundos después.
El dolor de cabeza que me asalto de imprevisto atravesó mi mente como un relámpago, un ataque rápido y efectivo a las pocas neuronas que calculaba que me quedaban. Aullé de dolor retorciendome en el suelo, suplicando a la doctora que me matase de una vez o que hiciera parar aquello. Cientos de imágenes desfilaban en mi mente, imágenes que no llegaba a reconocer, pero en las cuales siempre me encontraba presente. Parecían... ¿recuerdos?
Comencé a gritar improperios y palabras sin sentido lo cual hizo que todos los científicos dejaran su trabajo y me observaran detenidamente como un juguete roto, un experimento fallido que hay que corregir. No dejé que nadie me tocara: sacudía manotazos a bocajarro, arañando y mordiendo según encontrase conveniente. Era como un niño pequeño al que le estaba saliendo los dientes, pero en vez de aquello era dolor, un dolor en estado puro atravesándome el cerebro  hasta sentirlo a punto de estallar.
- ¡No os mováis! Grité desesperada- ¡Dejadme en paz!
- ¡Idiotas!¡Con el golpe que le habéis dado habéis trastocado su memoria!¡Llevadla al laboratorio numero dos inmediatamente!
Después de aquello solo entendí palabras sueltas como camilla, chica, toda clase de insultos y operación.
Figuras translucidas se movía de un lado al otro de la sala, como haceindo una especie de danza extraña en la cual yo me encontraba en el centro, y llegó un momento en el que todas se fusionaron dando lugar a la nada. Oscuridad. Todo estaba tan silencioso, pacifico y calmado que en ese mismo instante decidí que no volvería a abrir los ojos nunca jamas, pero la curiosidad me ordenaba que hiciese lo contario a lo que quería, y los abrí.
Lo primero que vi fue una luz cegadora, que me impedía intuir donde me encontraba. Poco después las cosas se volvieron mas nítidas y comencé a percibir los colores con una mayor facilidad, sin tener que forzar la vista. Aquella maldita luz era a veces  interrumpida por siluetas negras, las cuales quise catalogar ¿Que eran y, porque se movían tan rápido?
Algo me hizo cosquillas en la nariz y sentí el impulso de estornudar." Ni se te ocurra" dijo la parte de mi cordura que no se encontraba en estado latente. Arrugué la nariz, con el fin de mitigar el picor, pero nada parecía poder hacer que cesara. Al fin no pude soportarlo y estornudé ruidosamente.
-¡Esta despierta! Oí gritar a alguien.
Pues claro que lo estaba, y con unas ganas impresionantes de levantarme de donde quiera que estuviese y sonarme.
Las siluetas cobraron forma de personas ataviadas con extraños trajes verdes y una ridícula mascarilla en la región de la mandíbula. No me asusté hasta que vi que lo que me habia echo cosquillas en la nariz era el hilo negro  procedente de una aguja que se encontraba trabajando apenas unos centímetros por debajo del pelo. Me estaban cosiendo la cabeza.  Hice un amago de patalear, pero estaba atada a la camilla con unas fuertes tiras de cuero. Me di cuenta de que la luz no era mas que la lampara del quirófano, y que las sombras eran la manos de los cirujanos que se ocupaban de llevar a cabo una operación que yo no habia autorizado.
Apenas me dio tiempo a reaccionar, cuando sentí como alguien apoyaba una mascarilla sobre mi rostro, presionandolo con tanta fuerza que creí que me lo iba a incrustar en el cráneo. Quise gritar pero no pude, y no tarde mas de diez segundos en caer presa de un profundo sueño...

Me encontraba caminado por un frondoso bosque, en cuyo interior se podía escuchar el potente graznido de algún ave tropical. Caminaba con paso firme para llegar a mi objetivo, que parecía ser el centro de aquel mar de arboles. Apartando la maleza con las manos, sofocada por el húmedo ambiente aunque segura de lo que hacia, llegue ami destino: un espejo. Vi mi rostro sonriente reflejado en el, como si fuese parte de una película que ya hubiese visto antes.
-¿Quien eres? Pregunté pese a que ya sabia la respuesta.
La yo del espejo me dedico una profunda mirada que me atravesó al alma.
- Tu eres el yo encerrado. Yo soy el tú libre. Libérate para que tu y yo seamos una.   Respondió tendiendome la mano.

No sabia a lo que se refería aquella 2024, ni cuales eran sus motivo para esperarme tras el espejo, pero mis pies adquirieron autonomía y avanzaron aun más hasta que hube atravesdo el cristal para llegar junto a la parte que me faltaba. Al traspasarlo senti otra vez aquel intenso dolor que habia experimentado minutos antes y grité hasta desgañitarme. Fue entonces cuando el espejo se quebró en mil pedazos dejando a mi yo libre y a mi yo encerrada presas en un un trozo de cristal.
Juntas en las distintas caras de una misma moneda.

martes, 24 de enero de 2012

Capitulo 7


Aquella noche no pude pegar ojo.  Cuando la asistenta entró en la habitación para despertarme y vio el aspecto que tenia, me obligó a permanecer en la cama todo el día haciendo caso omiso a los ruegos ,  amenazas y amables sugerencias que se me pudiesen ocurrir.  La verdad es que me sentía bastante incapaz de levantarme pero necesitaba hablar con Marco de una vez.
- Bueno, yo ya me voy. Dijo la asistenta mientras caminaba hacia la puerta despidiendose de mi con una de aquellas siniestras sonrisas.
-¡Espera!- la asistenta se giró hacia mi aun sonriente pero visiblemente alarmada- ¿Me podrías hacer un favor?
Ella pareció pensarselo unos segundos pero respondió asintiendo con la cabeza.
- Emm... Yo quería saber si podrías decir a Marco....ufff... si él se podría pasar a hacer una visita...
Aquello pareció divertirla hasta el punto que pude oiría reírse por lo bajo.
-  Claro. Ahora mismo...
Me sentí terriblemente idiota. ¿ Es que no podía articular una frase tan simple como aquella sin titubear? Si, normal que la asistenta  se riese. Mi nervioso comportamiento y palabras atropelladas podía dar lugar a confusión y por lo tanto  infundadas mal interpretaciones, aunque aquello era mucho mejor a que lograse descubrir la verdad; que llevaba toda la noche en vela pensando en el "topo". Me pregunte quién demonios seria aquel infiltrado, que según Marco arriesgaba su vida por nosotros ¿ los demás  también tendrían idea de su existencia?
Pude oir como alguien  golpeaba  la puerta suavemente con los nudillos e inmediatamente conteste con un sonoro "Adelante" . Vi como él cerraba la puerta tras de si.
- ¿No te cansas de pasarte el día entero en la cama?
- Buenos dias a ti también, Marco.
Se sentó a mi lado y ambos sonreímos.
La noche anterior, tras llorar varios minutos sobre su camisa blanca, me ayudó a llegar a la habitación  caballerosamente, y habia cambiado los vendajes que cubrían mi pierna, que por cierto, estaba bastante mejor. No se marcho hasta que me hube dormido  y el ultimo recuerdo que tuve de aquel día fue el de su atenta mirada y sonrisa piadosa.
Hoy también sonreía, pero note algo raro en el. Sus ojos habían perdido por completo  el brillo que normalmente le caracterizan  y al sonreír, las comisuras de sus labios temblaron levemente.
- Me estas escondiendo algo...
Su cara era un poema. Estaba terriblemente desconcertado y comenzó a balbucear respuestas monosilábicas sin sentido que me convencieron aun mas de que estaba en lo cierto.
- Tranquilo Marco. Dime qué pasa. Dije con un tono de voz tranquilizador a la vez que le daba una suave palmadita en la espalda.
Él me miró a los ojos y me habló con franqueza.

- Veras 2024, hoy es el aniversario de la desaparición  de los chicos de los que te hable, ¿recuerdas?
-Si... ¿ Pero que paso exactamente con ellos?

Sin darme cuenta parecía haber clavado una  daga en una vieja herida nunca cicatrizada del todo,y pude ver como gradualmente  el dolor se reflejaba en su rostro. Se produjo un incomodo silencio, pero al ver que yo lo observaba expectante intentando analizar sus reacciones, sacudió la cabeza apenas perceptiblemente y su mirada se perdió en la inmensidad del cielo azul a través de la ventana de mi habitación.  

- No lo sabemos. Un día nos despertamos y simplemente no estaban. Se borraron todos sus recuerdos, desde fotografías hasta, según el topo, todas las grabaciones en las que aparecían sus rostros... Como si eliminando todas sus huellas fuéramos a olvidarlos... Pero como podrás ver...- Marco esbozo una  sonrisa visiblemente forzada- ...no es posible.
En el fondo sabia como se sentía: solo, dolido. Sin capacidad de concebir ninguna respuesta coherente a las preguntas que lo atormentaban, y en aquel momento sentí su frustración.
Le abracé  repentinamente con fuerza, lo cual pareció sorprenderlo al principio pero tras unos segundos de silenciosa duda, me devolvió el abrazo. En aquel efímero instante nos contamos muchas cosas sin necesidad de hablar. Ambos teníamos miedo, demasiado como para poder hacer nada en contra de aquella torre gigante que nos retenía, negando nuestro derecho a conocer la verdad. Estábamos perdidos entre pared y pared, vagando por los pasillos buscando pero sin posibilidad de encontrar nada.
Un minuto después, me separé de su lado y le mire afectivamente.  Marco sonreía mas radiante que nunca.
- Gracias. Lo necesitaba.
- No es nada. Para eso estoy. Si no nos entendemos unos a otros ¿Quien lo va a hacer?
Sentí como la confianza había aumentado entre nosotros. Supuse que antes me vería como a una inferior recién llegada que no paraba de hacer preguntas molestas, pero ahora me veía como una igual. Lo podía leer en sus ojos.

- Veras 2024, cada año llevamos a cabo un especie de ceremonia en su honor, como un funeral-asentí- pensaba mantenerte al margen de todo esto, pero al fin de al cabo eres una mas de nosotros ¿no?
- Si, así espero que me veáis- respondí intentando no parecer demasiado alegre-¿Cuando...?
Justo cuando me disponía a preguntarle sobre el evento, una molesta asistenta nos " honró" con su presencia.
- ¿Todo bien por aquí?- pregunto inquisitiva. Yo sabia que sospechaba de nosotros así que improvisé una torpe excusa:
- ¡Me encantan tus historias  de caballeros medievales! ¿Vendrás esta tarde a contarme más?
Apenas le hizo falta un par de segundos para darse cuenta de lo que en realidad me refería.
- Esta tarde no puedo. He quedado con encontrarme con Maya y Zach en el jardín. Mandaré a Tessa para que continúe con los ciclos Artúricos  por mí. Ella también sabe bastante del tema.

Ambos sabíamos que la asistenta nos observaba atenta, como intentando encontrar algo fuera de lo normal, un estúpido romance adolescente quizá.
" Siento decepcionarte" pensé, intentando no delatar lo viva que me sentía en aquel momento. Marco se levantó de un salto y  exclamó ignorando a la atenta "mujer" que nos escrutaba con la mirada, como intentando explorar hasta el ultimo rincón  de nuestras  mentes:
- Recuerda lo que te explicado ¿Vale? Nos vemos esta tarde, 2024.

Apenas unos minutos después de que el chico abandonase la sala, la asistenta se giró repentinamente hacia mi dándome un susto de muerte.
- Creo que deberías mirar tu horario mas a menudo... Esta tarde tienes una sesión individual con el IT, 2024.
No se volvió de nuevo,  tan solo girando lentamente el picaporte desapareció tras  la puerta blanca que me separaba un mundo en el que no quería vivir.

Pensé en Marco, en el topo, en aquellos chicos que habían desaparecido, en su funeral y me mordí el labio, tan absorta en mis preocupaciones que ni si quiera me di cuanta de que una gota de liquido escarlata se precipitaba por mi barbilla alterando la monocromía  de mi almohada.
Me quede mirando aquella gota de sangre, y sola contra mis propios pensamientos comenzé a sentir como iba perdiendo la batalla, como el miedo se apoderaba de mi, y como me engullía la oscuridad, justo igual que cuando me metí en aquella maquina...

Me sentía como un solitario punto rojo sobre un inmenso fondo blanco.

domingo, 27 de noviembre de 2011

CAPITULO 6


Espere pacientemente hasta dejar de oír los pasos de las asistentas atravesando una y otra vez el pasillo y finalmente suspiré.
Aparte la sabana que me cubría y eche un rápido vistazo a mi pierna derecha. Marco me la había desinfectado y vendado como había podido al volver de nuestra pequeña aventura en el bosque. No se fue hasta que yo me hube dormido y al despertarme eche en falta su presencia. Era el único que me iba a contar algo acerca de la torre de Babel lo cual me hacía sentir cierta confianza.
Me puse en pie haciendo caso omiso a el agudo dolor sentí al apoyar el pie en el suelo y comencé a cojear hacia la puerta. Asomé la cabeza al pasillo. No había asistentas en la costa. Cerré la puerta de mi habitación con cuidado para no despertar sospechas y avance con paso firme hacia las escaleras siguiendo las indicaciones que me había dado Marco: la ultima puerta, las más alejada del ascensor. La abrí con cuidado aunque esta emitió un sonoro gemido que puso todos mis sentidos alerta. Gire la cabeza hacia el pasillo. Por suerte no parecía que nadie lo hubiese oído, pero no dude a la hora de cerrar la puerta detrás de mí con mucho más cuidado que la última vez.
Bajar unas escaleras con una herida cubriendo la mayor parte de tu pierna no es del todo un trabajo agradable... Cada escalón que bajaba era como si alguien me asestase una patada en la espinilla, pero intente controlar el dolor que sentía. "No es más que un sentimiento creado por tu cerebro" me dije, intentando recordar donde lo había oído antes pero sin resultado alguno, como siempre. Ya evitaba frustrarme al no poder acceder a un recuerdo, simplemente sabía que había cosas en mi cabeza que parecían estar "censuradas" y no había manera de hallar respuesta alguna a las cuestiones que presentaban... Hasta aquella noche.
Di gracias por solo tener que bajar un piso, pues me sentía incapaz de seguir descendiendo por aquellos escalones que parecían multiplicarse por cada uno que dejaba atrás. Aferrada a la barandilla conseguí llegar hasta el último y abrí la puerta del piso 32 orgullosa de haberlo conseguido. Al otro lado no había mas que otro pasillo, exactamente igual nuestro ; paredes y baldosas de un blanco inmaculado. La voz de Marco volvió a resonar en mi cabeza: " Una vez en el piso 32 atraviesa todo el pasillo y abre la única puerta que hay. Es fácil, no hay pérdida". Eche una rápida ojeada y no pude evitar esbozar una sonrisa de oreja a oreja al divisarla. Ahí estaba por fin, la puerta que me iba a llevar hasta la verdad.
Sentí como un escalofrío recorría mi espalda al apoyar la mano sobre el pomo de la puerta, el cual gire lentamente hasta finalmente traspasar el umbral detrás del cual me esperaba un rostro conocido que se volvió hacia mí nada más entrar.
- Menos mal que has llegado ya... Temí que alguna de las asistentas te hubiesen interceptado- exclamó sin demasiado entusiasmo.
-Ya... Es que bajar por las escaleras con esto,- señale a mi pierna con resignación- no es tan fácil como parece.
Me dedicó una mirada de complicidad acompañada de una tímida sonrisa.
- Bueno, ponte cómoda. Dijo señalando uno de los sofás que había en la sala.
El salón era enorme. El suelo y las paredes eran de madera de tono oscuro ambos decorados por elegantes alfombras y tapices que le dotaban de un aire medieval. Me quede maravillada observando la lampara de araña apagada que pendía del techo, así como la mesa de comedor estilo renacentista o la estantería de madera de roble que se erguía regia, plagada de libros de aspecto antiguo, todo bañado por la oscuridad de la noche.
-Este sitio es genial- exclamé emocionada-No sabía que hubiesen sitios así en la torre de Babel.
- ¡Y eso que aun no has visto la mesa de billar!- respondió sonriente.
Me senté en uno de los sillones de cuero individuales que había junto a la chimenea encendida, que era el único foco de luz que iluminaba la sala, y él se sentó enfrente mío.
- ¿Y bien? Pregunte ansiosa por despejar los interrogantes que me confundían.
Marco pareció pensárselo antes de responder con otra pregunta:
- ¿Que sabes?
- No más de lo que me ha contado Tessa; lo de las cámaras y lo de los chicos que había aquí antes que desaparecieron...
Al pronunciar estas últimas palabras el rostro de Marco se torno sombrío y pude ver como sus ojos se empañaban. El chico intentaba no llorar, pero ¿por qué?
- Marco... ¿estás bien?
Él pareció recuperar la compostura y alzo la cabeza como intentando sobreponerse a la realidad.
Supuse que había metido el dedo en una vieja herida, y fue por eso por lo que rápidamente cambien de tema:
- ¿Porque hay cámaras en las habitaciones? ¿Es que acaso nos vigilan?
-Constantemente- contesto muy serio mirándome a los ojos- no hay momento en el que no nos estén acechando tras las lentes de las cámaras, calculando cual va a ser nuestro próximo movimiento. Ese es su trabajo, observar y controlar.
Una idea acudió a mi mente, y me dispuse a escrutar la habitación con nerviosismo en busca de una cámara que pudiese delatar este encuentro nocturno lo cual pareció divertir a Marco.
- Tranquilízate, no pasa nada. Las de esta sala han sido desconectadas por nuestro topo.
-¿Topo? ¿Uno de ellos está con nosotros? ¿Por qué?
El chico dejo de mirarme a los ojos, evitando mi mirada como si temiese encontrarse con ella.
- Marco, contéstame. He venido en busca de respuestas.
- No debería decírtelo pero... Está bien...- él pareció meditar sus palabras con detenimiento pero finalmente lo soltó-Por pena. En concreto por pena hacia ti. Se puso en contacto con nosotros poco después de que te trajeran aquí.
-¿Pena? ¿Le doy pena?
-Dice que lo que te han hecho es mucho peor de lo que nos han podido hacer a nosotros nunca...
No le deje acabar la frase. Me daba igual la pena que le diese a aquel individuo. Lo único que quería saber era una cosa:
-¿Quien es?- pregunte secamente intentando esconder la angustia que sentía. Marco bajo la mirada como avergonzado.
- No puedo decírtelo... El insiste en que aun no lo sepas...
-¡¿Cómo puedes ser tan insensible?! ¡¿Me han hecho algo capaz de hacer cambiar de bando a alguien y me vienes con esto?! ¡No tienes excusa! ¡Eres peor que ellos!
Me gire hacia la puerta para salir de ahí. Me estaba ahogando en aquel salón y no podía soportarlo más...
Justo cuando estaba a punto de abrirla, la pierna herida se me doblo y no pude evitar desplomarme contra el suelo. Justo un segundo antes de que me golpease la cabeza, Marco me agarró con la misma fuerza con la que me había cogido la primera vez que nos habíamos visto y me tomo en sus brazos. Acurrucada en su regazo comencé a llorar estrepitosamente.
- Tranquila... Estoy contigo...- me susurró al oído.
Le mire a los ojos y pronto tuve que apartar la mirada. Me veía reflejada en los suyos y me daba pena. La misma pena que habría sentido aquel hombre como para querer ayudarnos a todos.
- Marco... ¿qué me han hecho?

lunes, 14 de noviembre de 2011

CAPITULO 5

- Estupendo, nos hemos perdido...-le recriminé al pájaro que me miro con sus ojillos negros como si no hubiese roto un plato en su vida lo cual me crispó aun mas los nervios.
- No, si en el fondo es mi culpa... ¿A quien se le ocurre perseguir a un loro?-exclamé, dejándome caer en la primera roca que vi. Estaba bastante cansada y hambrienta.
" Bueno... En el peor de los casos me podría comer al loro..." pensé mientras miraba a Poli con ojos golosos. Mi tripa empezó  a gruñir sonoramente, lo que confirmo al pájaro sus sospechas.
Él pareció captar mis intenciones porque comenzó a mover las alas con fuerza como para evitar que le convirtiese en la cena. 
- Tampoco te iba a comer de verdad. Eras mi ultimo recurso y ademas, seguro que sabrías a calcetín sucio. 
El ave pareció calmarse un poco. Me impresionó la capacidad de entendimiento que tenia, o a lo mejor era simplemente el instinto de supervivencia...
Suspiré.  Todos aquellos arboles parecían iguales y no había manera de encontrar la dichosa salida. Tome un palo del suelo y comencé a dibujar en la tierra un rudimentario gráfico que representaba el bosque.
- Si nosotros hemos entrado al bosque por ahí.. Y ahora estamos aquí, quiero decir que tenemos que ir hacia la derecha, llegar al árbol ese gigante y... ¡Poli no!- el pájaro se habia posado delante de mi,
borrando mi querido mapa con sus patas- Genial, ahora si que vamos a morir. Buen trabajo pollo. 
 
De pronto oímos un ruido de pasos en el bosque. Poli se asustó y en menos de cinco segundos ya estaba subido en mi hombro de nuevo. Yo también me había sobresaltado y poniéndome en pie dando un  brinco agudice el oído, esperando volver a oír algo.
Ambos permanecimos inmóviles varios minutos, en silencio absoluto. Justo cuando iba a relajar la postura y llamar a Poli gallina, oímos el sonido de algo partiendo las ramitas caídas de los arboles con los pies. 
Comencé a sentir como un escalofrío me recorría la espalda. Los pasos se acercaban a nosotros peligrosamente. 
" Vale, tu no te pongas nerviosa. Relájate, seguro que es una ardilla o un conejo" pensé intentando tranquilizarme, pero sin resultados. Las ardillas no hacían tanto ruido al andar... Sentía el corazón a punto de explotarme.
El pánico se apodero de mi, y eche a correr en dirección contraria a donde  procedían los extraños sonidos y  Poli comenzó a volar siguiendome. Al parecer tampoco se quería quedar a comprobar que era aquel bicho.
Apenas habíamos corrido unos metros cuando nos dimos cuenta de que fuese lo que fuese lo que nos perseguía había apretado el paso.
Las piernas me dolían a horrores, pero por lo menos el hambre que sentía unos minutos antes fue sofocada por los efectos de la adrenalina.
Frenamos en seco unos minutos después de dejar de oír los pasos detrás nuestro. Me apoyé en un árbol. No podría correr ni un minuto mas. 
Mientras intentaba dejar de respirar agitadamente mire a mi alredor para asegurarme de que Poli estaba bien, el cual se encontraba apoyado en la rama de un árbol observadome desde las alturas.
- Creo que lo hemos despistado... Menos mal... 
De pronto Poli comenzó a agitar sus alas como antes, a la vez que oí un crujido justo detrás de mi. 
No me dio tiempo a reaccionar. Una mano me aprisionó fuertemente la boca, y el otro brazo me agarró del tronco imposibilitando cualquier movimiento. 
Comenze a dar patadas a mi agresor, el cual no aflojo la presión con la que me agarraba. 
- Porfavor baja la voz... No grites...
Pasaron varios segundos de incertidumbre hasta que deje de golpearlo y al final, exhausta me rendí. 
-¿Vas a gritar?-preguntó a lo que conteste mintiendo,  negando con la cabeza.
Comenzó a disminuir progresivamente la fuerza con la que me oprimía hasta que me conseguí liberar totalmente de él.
Mi atacante no era mas que un chico, de una edad aproximadamente igual a la mía, pero eso no me tranquilizaba para nada...  
- No me tengas miedo-dijo dando un paso hacia mi, a lo que respondí dando otro hacia atrás. Sabía que él podía ver el miedo en mis ojos e intente parecer mas dura adquiriendo una postura de defensa. 
-¡No te acerques a mi! ¡¿Quien demonios eres?! 
- Tranquila... Me llamo Marco y no voy a hacerte daño.
Con que aquel era el famoso Marco. Si pretendía caerme bien después de aquel susto lo tenia claro...  
-No quería asustarte, pero es que esta prohibido estar aquí...
Enaque una ceja. Me acababa de fijar en que el chico tenia un libro a los pies que seguramente se le habría caído al atacarme por la espalda. 
- Si esta prohibido...¿ que haces tú aquí?
Marco titubeó, pero consiguió articular una respuesta muy poco convincente: 
 
- Yo... Te estaba buscando... 
 
-¿Te crees que soy tonta?¡ Estabas leyendo! ¡Tu tampoco deberías estar aquí! Le grité. 
 
- ¡Vale, es verdad pero por favor no grites!- exclamó en voz baja.
Me calmé un poco. Sabia que no iba a conseguir nada si continuaba hablando tan alterada como estaba... Le mire como esperando una explicación. 
 
- Ahora no hay tiempo. Has echo demasiado ruido¡Tenemos que salir de aquí ya!
 Se echo a correr agarrándome de la mano y  conduciendome por el bosque. Parecía que no era la primera vez que aquel chico estaba ahí.
Se sabia el camino de vuelta a la perfección. Sorteamos los arboles los cuales por poco me trago en varias ocasiones, hasta que la raíz de uno de ellos
me hizo tropezar y caer de bruces y golpearme la cabeza contra el suelo. Marco dejo de correr para arrodillarse a mi lado. 
 
-¿Estas bien?- me preguntó preocupado.
Intente incorporarme, y empezé a sentir como un fuerte dolor comenzaba a extenderse por mi pierna, como si tuviese una llama quemandome por dentro.
Me habia rasgado el pantalón dejando entrever una horrible herida que me ocupaba la mayor parte de la rodilla. 
 
- No... No puedo andar...
Él no se lo pensó dos veces antes de elevarme y subirme a su espalda para seguir corriendo. 
Tras dejar el bosque atrás y volver al cruce de caminos, me deposito suavemente en el borde de la fuente. 
 
- Esa herida tiene mala pinta...- dijo Marco mientras se rompía las mangas de la camisa y las utilizaba a modo de vendas. 
 - Marco... Necesito respuestas... 
 - Creeme... Lo se. Esta bien. A medianoche en el salón del piso 32. Baja por las escaleras ¿vale? 
 

CAPITULO 4

Tessa me agarraba fuertemente del brazo, como si temiese que me fuera a caer de un momento a otro. No sabia donde estábamos, ni donde nos dirigíamos, pero aquel paseo estaba siendo bastante agradable. 
Por lo menos ya no tenia las piernas entumecidas.Atravesamos  el pasillo donde estaban nuestras habitaciones y nos subimos al ascensor de cristal. 
Una vez dentro la chica pareció relajarse un poco y disminuir la fuerza con la que me cogía del brazo, creyendo sostenerme. Yo podía  valerme por mí misma perfectamente, aunque ella parecía empeñada en creer lo contrario.
 
-¿No estas nerviosa 2024? ¡Vas a ver los jardines de la torre por primera vez! ¡Yo estaría temblando de emoción!
 En realidad la idea la tuvo la doctora Kreig, la cual nos mando un mensaje a nuestros respectivos ordenadores y apenas unos segundos después me encontraba vestida, calzada y con Tessa arrastrandome por el edificio.
 Yo no iba a poner impedimentos al plan. A fin de cuentas, lo único que quería era salir de la cama y no volver a tener que entrar en el IT en mucho tiempo...
 
El ascensor fue decelerando  poco a poco hasta detenerse en seco, terminando el proceso con un sonoro pitido. 
-¡Planta uno! ¡La nuestra 2024! 
 
Tessa me agarró de la mano y tiró fuertemente de mi hasta sacarme de elevador.
 Otro corredor de paredes blancas  se extendía  frente a nosotras, y al final del todo, una gran puerta de cristal translucido que apenas dejaba entrever que guardaban detrás, con un cartel en ella que rezaba: JARDINES. 
 
- Vas a ver...-dijo Tessa aprisionado el picaporte, guiñándome un ojo con expresión de complicidad. Lo giro lentamente dotando de aun mas misterio lo que fuera que estaba ahi, para finalmente abrir la puerta.
 
Quede momentáneamente cegada hasta que me acostumbré a la luz, y  poco a poco una perfecta armonía de colores  nació ante mis ojos dejándome maravillada por la belleza del entorno.  
Di un paso tímidamente, y me adentre en aquella especie de paraíso vegetal, y nada mas salir una leve  brisa cargada de un suave aroma a hierba fresca.
 Me envolvió haciendo despertar en mi una extraña sensación de haber estado ahí  antes...
Un manto verde cubría el suelo hasta donde me alcanzaba la vista, atravesado por un camino de gravilla que se ramificaba formando un verdadero laberinto por el que nos dispusimos a andar.
 "Espero que Tessa se sepa el camino..."pensé un poco asustada observando la inmensidad de aquella explanada.
Apenas habíamos caminado un poco cuando  pude divisar una fuente, formada por un conjunto de figuras talladas en mármol blanco que representaban
 a unos hombres levantando una esfera que se asemejaba al mundo.
Me senté en el borde mientras cerraba los ojos, dejando que el sol acariciase  suavemente mi piel. No pude evitar esbozar una sonrisa. 
Por un momento me olvide de que estaba en un lugar desconocido, y de que ni siquiera sabia que estaba haciendo ahí. 
Olvide que no me acordaba de mi vida antes de haber despertado en aquella cama y me sentí feliz...
De pronto un ave de vistoso plumaje se acercó a nosotras para después posarse  sobre el hombro de Tessa, que recibió al animal con una radiante sonrisa.
- Poli, dile hola a 2024.
El pájaro pareció pensárselo, pero transcurridos unos segundos abrió el pico y para mi sorpresa, comenzó a hablar:
-¡Hola 2024! Ven a jugar¡2024 hola!
- Ho.... Hola...-respondí al pájaro. Aquella situación me pareció tan ridícula que no pude evitar ruborizarme. Estaba hablando con un loro...
 
Tessa al ver mi expresión de desconcierto comenzó a reír de manera tan estrepitosa que hizo que me enrojeciese aun más.
 
-¡Tienes que ver tu cara!-dijo aun entre carcajadas, mientras intentaba calmarse sin apenas resultado alguno- Este es Poli, nuestra mascota
 ¡ No sabes cuanto tuvimos que rogar a la doctora Cris para que nos lo comprase! 
 Es como nuestro pequeño tesoro, ¿verdad Poli?
- ¡Verdad, verdad! ¡Hola 2024, hola!
 
Voló del hombro de Tessa al mío, lo cual por poco me provoca un ataque al corazón. Cerré los ojos con fuerza como esperando que de un momento a otro me picase en la cara pero nada de aquello ocurrió.
 Poli permaneció sobre mi hombro apenas inmutable. Relaje la postura un poco pero sin aun estar cómoda con un loro sobre mi.
 
-¡Pero si Poli no te va a hacer nada!- exclamo Tessa, siempre sonriente. Parecía aun mas radiante de lo normal y se notaba que en aquel lugar sentía cómoda.
 Acaricie tímidamente el plumaje de Poli, el cual giró la cabeza de golpe hacia mi. "Este es el fin. Despidete de tus ojos" me dije a mi misma, pero para mi sorpresa aquella vez 
tampoco me atacó, si no que se me quedo mirando fijamente  hasta que volví a acariciarle. Lo cierto es que era de un tacto bastante suave y resultaba hasta agradable. 
Suspiré. Aquel día estaba resultando entretenido, pero la paz y la tranquilidad siempre duran poco...
Un pitido procedente de la muñeca de Tessa nos sobresaltó a los tres. La chica comenzó palidecer a la vez que miraba su reloj.
 
-¡Se me ha olvidado por completo la sesión en la cámara del sueño!- exclamó la chica a la vez que echaba a correr de vuelta a la torre. 
 
-¡Tessa! ¡¿Que hago yo mientras?!-la grité asustada ante la perspectiva de quedarme sola, pero ella ya estaba demasiado lejos como para oirme. 
 Sinceramente, no me apetecía ni lo mas  mínimo volver a la torre. No podría volverme a enfrentar con el IT sin salir otra vez perdiendo y ademas no tenia porqué volver aun.
Eche un vistazo a mi alrededor para darme cuenta de que me encontraba en un cruce de caminos. Tomando la dirección norte  podría llegar a una especie de bosque 
que se erigía regio y solemne, pero a la derecha había un edificio que me llamo la atención. Parecía un invernadero.
Apenas tuve que elegir, porque Poli  emprendió el vuelo hacia el bosque.
 
-¡Poli no te vayas!-exclame al tiempo que me ponía de pie y corría tras el ave- ¿Donde vas?
 
- ¡ Explorar! ¡Hola,2024,hola!
No iba a a permitir que el animal me dejase atrás, y pese a llevar una semana en la cama, corrí como nunca lo hube echo antes para ser engullida por aquel mar de  frondosos arboles.