miércoles, 31 de agosto de 2011

CAPITULO 1

Nada mas abrir los ojos, me quede un rato mirando al techo mientras pensaba. Había tenido un sueño bastante extraño, cuyo recuerdo aun rondaba mi mente. Me removí en la cama e intenté
 volver a dormir pero sin resultados. No, aquel no había sido un sueño normal, al menos jamás había tenido uno tan vivido y real, que yo recordase. Pero lo veía todo confuso, como si hubiese
 un telar cubriendo su recuerdo, un muro infranqueable entre él y yo. 
Sin más dilación me levante de la cama de un salto, lo que provocó en mí un posterior mareo, que hizo que me tuviese que agarrar a la cabecera. Casi todos los músculos de mi 
cuerpo estaban entumecidos,  así que cuando estiré los brazos y las piernas se oyó como una melodía de crujidos y tirones provocados por articulaciones colocándose en su lugar.
 Apenas deje escapar una exclamación de dolor cuando intente girar la cabeza y sentí como las vértebras superiores de la columna se me retorcían provocándome agudos pinchazos en la zona del cuello. 
Después de aquello, avancé con paso firme hacia el baño. Me asee rápidamente aunque de manera concienzuda y me mire en el enorme espejo que colgaba de la grisácea pared. 
Estaba muy pálida, de aspecto un poco enfermizo pero aquello no me preocupó y me vestí con la ropa propia de la torre: camiseta y pantalones blancos. 
Intente peinarme, pero tenia el pelo muy enredado, como si llevase semanas en la cama. Al rato desistí haciéndome un cómodo moño. Nada mas salir del baño oí como la puerta de metal que
 aislaba mi cuarto del pasillo se abría. Una asistenta, de las decenas de ellas vestidas igual y de facciones similares entró en la sala con una bandeja llena de lo que era mi 
desayuno: un zumo de naranja, un kiwi, y una tostada con mermelada por encima.
- ¿Se encuentra la señorita con fuerzas para desayunar? Preguntó, mirando con unos inexpresivos ojos, a la par de inquisitivos.
-Si, por favor. Hoy estoy hambrienta. Dije sin apartar la mirada de su falsa sonrisa. Dejó la bandeja encima de la mesita de noche y se giro hacia mi rápidamente.
- Tengo  el deber de anunciarle que hoy se llevara a cabo un evento muy especial: Tendrá usted la suerte de conocer a sus nuevos compañeros durante su estancia en la torre de Babel,
 y se alegrará saber que todos tienen una edad similar a la suya. Confío en que congenien bien. Buenos días.- Dijo la asistenta y dando pequeños pasitos salió de la habitación, cerrando la puerta
 tras de sí. 
"¿Compañeros? Estará bien tener alguien con quien mantener una conversación interesante." pensaba mientras engullía el desayuno. 
Sabía que las asistentas no vendrían a por mi hasta dentro de una hora, asíque decidí encender el ordenador táctil. Una ventana de color azul se abrió de golpe, seguido de una molesta y aguda
 melodía. 
  Un nuevo juego seguido de un mensaje de voz procedente de una tal doctora Kreig. 
- Mensaje a 2024- esa debía de ser yo- Este nuevo juego ha sido especialmente diseñado para ti y tus compañeros por los técnicos de la compañía con el fin de hacer mas ameno vuestro tiempo
 de ocio.
 Consta de un modo multijugador, con el cual podrás conectarte  con los otros chicos que también se encuentran en la torre de Babel e intercambiar opiniones y hablar a través del chat que
 tiene incorporado. 
Si tiene alguna pregunta relacionada con el juego le ruego que se lo haga saber a las asistentas que resolverán sus dudas encantadas. 
Un cordial saludo. La doctora Cris Kreig.
Enarqué la ceja derecha sin dejar de mirar la pantalla. Seguido del mensaje se encontraba un horario que indicaba donde debía estar a cada hora del día junto con un mapa de las instalaciones,
 los cuales fueron escupidos por la fotocopiadora que se encontraba al  lado del ordenador.
 En cuarenta minutos había de estar el laboratorio número uno, que se encontraba en la planta inferior. 
- Tengo tiempo de sobra- Pensé en voz alta y me dispuse a abrir aquel nuevo juego que la doctora me había enviado. Puse mi dedo dos veces sobre el icono, y otra ventana azul se abrió en mi ordenador. 
La aplicación tenía dos opciones de juego: individual y multijugador. Pulse individual. He de reconocer que aquello enganchaba. Al principio habías de elegir personaje entre  el duende astuto, la arquera mágica,
 el guerrero dragón, el bárbaro vikingo y la princesa hechicera. Ni el guerrero dragón ni la princesa hechicera estaban disponibles asíque elegí a la arquera mágica y me dejé envolver por aquel extraño mundo. 
Mi primera prueba consistía en salvar a un niño que estaba a punto de ser devorado por un troll de piel de sapo y ojos inyectados en sangre.
 Y así permanecí, inmersa en el juego durante treinta y cinco minutos, hasta que la alarma  del reloj del ordenador me arrancó del trance, a lo cual respondí con una maldición. La estúpida maquina tenia razón
 y si no partía ya llegaría tarde a lo que fuera que fuese que había en el laboratorio. De pronto la puerta se abrió y vi entrar a otra asistenta en mi habitación.
-Señorita, debe salir ya hacia el laboratorio numero uno. Si usted quiere la acompañare para que se aprenda el camino- dijo con su dulce pero monótona voz. 
- Si, pero antes debería ir al baño...
- Insisto en que debemos irnos ya-me cortó la asistenta. A lo que yo respondí con un gruñido. Necesitaba ir al baño y punto. Lo del laboratorio podía esperar a que saliese. Sin mirar a la asistenta
 que no apartaba los
 ojos de mi, me dispuse a entrar en el aseo. Cerré la puerta con llave tras de mí, y oí al otro lado una vocecilla que no parecía cansaras de repetir lo mismo:
-Señorita, salga del baño por favor. Después de que lo repitiese como unas veinte veces se produjo un ansiado   silencio entre nosotras, interrumpido por la insistente asistenta cuyas palabras jamás olvidaré:
- Señorita o sale de ahí ya, o tendré que entrar a por usted.
¿Me acababa de amenazar? No, no podía haber dicho eso, pero por si acaso, respondí con impertinencia.
- Si te crees que vas a poder moverme de aquí lo llevas claro... 
De pronto oí como el pestillo de la puerta se abría y vi atravesar el umbral  la figura de la enfadada asistenta que me agarró fuertemente del brazo. En la actualidad sigo dando gracias porque ya hubiese terminado.
 Aquella mujer me estaba arrastrando fuera del baño, y poseía una fuerza que jamás hubiese podido imaginar en alguien de complexión débil como ella. 
No me soltó hasta que no estuvimos en el enorme ascensor que había en medio del largo pasillo.
-¡Pienso informar a tus superiores de esto!- grité indignada.
-Mis ordenes eran claras y precisas: llevarla como fuese al laboratorio numero uno, y así lo he echo. No creo que mis superiores tengan queja alguna de mi trabajo, señorita.- dijo con un deje de ironía en su voz. 
La estuve maldiciendo mentalmente hasta que el ascensor paro en seco, y sus puertas se abrieron.
La asistenta me volvió a agarrar del brazo, conduciéndome por un largo pasillo, hasta que me soltó frente a puerta que tenia una pequeña placa metálica que rezaba: laboratorio numero uno. 

- Ya hemos llegado- dijo mi acompañante mientras introducía a una velocidad pasmosa la contraseña que nos permitiría entrar.
Aquella sala era como un paraíso de tecnología. Había monitores por toda la habitación, controlados por ataviados científicos de bata blanca. También había una gran cantidad de maquinas cuyo funcionamiento
 aun desconozco. En el centro, descansaban cinco grandes aparatos idénticos de un gran tamaño y aspecto complejo de los cuales dos de ellos emitían una potente luz azul. De repente oí una voz detrás de mí, 
que me resultó terriblemente familiar.

- Bienvenida, 2024- dijo la doctora Kreig mirando de arriba a abajo- Este es el laboratorio numero uno. Una de las salas mas importantes de la torre de babel, así como el lugar donde se obra la magia.
¿Magia? Aquello se volvía mas extraño por momentos. Para empezar la doctora no parecía para nada una científica, mas bien una modelo de una famosa firma de ropa:  era alta, esbelta y
 de una belleza abrumadora.
 Llevaba puesta una bata blanca, que apenas dejaba entrever debajo una camisa  básica, unos elegantes pantalones negros y unas botas del mismo color.
 Tenia el azabache cabello recogido en un moño, del cual no se le salía ni un pelo (a diferencia del mío) y escondía sus penetrantes ojos azules detrás de unas gafas de pasta negra.
- Veras, aquí es donde llevamos a cabo los experimentos más importantes. Espero que hayas recibido el horario que te envié.- dijo mirandome inquisitivamente, a lo que contesté asintiendo
-Excelente pues ya solo falta
 una cosa. Agradecería que te subieses la cremallera del pantalón.
Mire hacia abajo ruborizada. Con las prisas de la asistenta ni me había dado cuenta de que tenía la bragueta del pantalón abierta. Subí la cremallera rápidamente mientras aquella mujer esbozaba una sonrisa burlona.
De pronto una de las maquinas que desprendía aquel azulado fulgor comenzó a emitir unos agudos pitidos. 
- Experimento concluido- rezó la artificial voz de la maquina.  La parte de arriba del aparato se plegó, haciendo que mi curiosidad aumentara por momentos. 
- Oh, que oportuna- dijo Kreig sin alterar lo más mínimo su tono de voz, pero yo apenas la hice caso, manteniendo mi  atónita mirada en lo que salía de la maquina: una joven de pelo rojo como el fuego. 
Se levantó con toda naturalidad, como si fuese normal ser expulsada por un artefacto así, y se dirigió a mí con una despampanante sonrisa perfecta.
- ¡Hola! Tú debes de ser la nueva. Soy Maya o 4779, como prefieras. Un placer conocerte al fin.- dijo estampándome un beso en cada mejilla. 
La chica sonrió ante mi sorprendida mirada.
- Confundida ¿verdad? Si, a todos nos pasa eso cuando llegamos, pero no te preocupes. Te acostumbraras. 
¿Acostumbrarme a ser engullida por una maquina de esas? No, gracias. Maya se giro de golpe hacia Kreig. Su semblante se torno mas sombrío, como si la odiase con todo su ser.
- Doctora, ¿No debería salir Zach también?
La mujer apenas la miró, y dio la orden a los científicos de sacar a el tal Zach de la maquina. Después se dirigió a mi.
- Te preguntaras que son estas cosas ¿no? Pues bien, los chicos la han bautizado como cámara del sueño pero su verdadero nombre es IT. Inductor de trance. 
Lo utilizamos para tomar muestras de sangre 
o bien  para inyectar la medicación, mientras que el sujeto permanece en un estado parecido al sueño. De ahí que los chavales  la llamasen así.
Mientras la doctora hablaba otra figura emergía de la IT encendida, pero esta vez se trataba un chico, de aproximadamente un año mas que yo. También se acerco a mi curioso, 
pero sin la misma efusividad con al que Maya me hacia recibido.
-Hola, soy Zach- exclamo, sonriente.
- Yo soy 2024-respondí tímidamente mientras le estrechaba la mano.  La verdad era que el chico era bastante atractivo. Tenía los ojos de un tono verde claro y el pelo de color chocolate.
 La camiseta blanca le marcaba su fuerte tórax que delataba su complexión atlética. Tras aquello se quedo mirando fijamente a Maya y ambos intercambiaron unas significativas sonrisas. 
-Muy bien. Ahora que ya habéis terminado con las presentaciones, podemos empezar. Maya y Zach, os podéis retirar. 2024, ven conmigo por favor. 
La doctora me guió hacia un IT mientras aquellos dos salían por la puerta, y aunque lo vi con el rabillo del ojo juraría que iban agarrados de la mano
- Sigue mis instrucciones al pie de la letra ¿entendido? Muy bien. Ahora la maquina se abrirá, no te asustes.
 Dicho y hecho. La parte superior se plegó, permitiéndome observar el interior del IT. Dentro había como una especie de esqueleto metalizado, sumergido en algo parecido al agua pero de un
 brillante color mar.
- Túmbate- ordeno la doctora, a lo que conteste con una mirada de cordero degollado. Aquella maquina no me gustaba nada, es mas, me daba un miedo terrible. No quería que me inyectasen nada,
 ni que tomaran muestras de mi sangre. Tan solo quería meterme en la cama de mi habitación y esconderme debajo de las sabanas
- Vamos. No me mires así y métete en el IT. A todos les daba miedo al principio, pero como dijeron los chicos, te acostumbras. Han salido de la maquina sanos y salvos. No hay anda que temer.
Con algo mas de confianza  me dispuse a introducirme dentro de aquel monstruo de metal. Note como el esqueleto del TI se me clavaba en la espalda. 
-Ahora relájate. Decía Kreig mientras la maquina se cerraba, atrapándome dentro. Me encontré sola con mis pensamientos y la idea de estar ahí me hacia ponerme mas nerviosa por momentos. Silencio. 
  Comencé a chasquear los dedos con impaciencia, mientras esperaba que algo sucediese, y de pronto el agua comenzó a subir. Me removí intranquila esperando que el volumen del liquido
 topacio dejar de aumentar, pero no lo hacia y si continuaba así, me iba a ahogar.
-¡Socorro! ¡Sáquenme de aquí!-grite desesperada golpeando la puerta del IT con los puños, pero esta no cedió ni un milímetro y el agua seguía creciendo. De pronto sentí un fuerte pinchazo 
en la parte posterior de mi cuerpo, en la columna, que hizo que una inmensa sensación de sopor se adueñase de mí. Me removí nerviosa en el sitio, intentando seguir golpeando al IT pero mis
 extremidades ya no me obedecían. Lo último que recuerdo es ver como el líquido azulado me engullía por completo, sumiéndome en la oscuridad.

 

6 comentarios:

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  3. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  4. es muy bueno tu libro bueno tu capitulo

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  6. gracias fea!! a ver que coments me pones XD

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